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Barnices.

(FABRICACIÓN DE LOS)

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Si diésemos el nombre de barniz a todas las sustancias que pueden proporcionar á los cuerpos sólidos cierto brillo por el efecto combinado de la reflexión y refracción de los rayos luminosos, entonces el agua ya pura ó ya cargada de materias gomosas ó gelatinosas, y en general todos los líquidos que gozan de esta propiedad , podrían considerarse como otros tantos barnices ; pero el lustre que producen el agua y la mayor parte de los líquidos desaparecen por la evaporación ó desecación del mismo fluido, y como las capas gelatinosas ó gomosas, aunque permanecen á la verdad brillantes después de la desecación del agua, no pueden resistir para la humedad del aire ni a la los lavados, no merecen ciertamente el nombre de barniz. Por tanto, únicamente conservaremos esta denominación para las materias resinosas ó gomo-resinosas que disueltas ó suspensas en un líquido conveniente, y estendidas en tal estado por la superficie de los cuerpos, y aun después de la evaporación ó desecación del vehículo que facilitara su aplicación sobredichos cuerpos, continúen fuertemente adheridas y formando una capa brillante , lisa, sólida, trasparente é inatacable por el aire y por el agua durante un espacio de tiempo mas o menos prolongado. Según esta definición se comprenderá fácilmente que los barnices no deben tan solo ser billantes, pues es necesario ademas que no cambie sensiblemente el tinte natural ó artificial de los cuerpos sobre los que sean aplicados.

Hacer, pues, barnices consiste en dividir, estender las moléculas resinosas en un líquido á propósito, de tal manera que después de la completa evaporación de este líquido, puedan las moléculas recuperar el color, el brillo y la solidez que tenían en su estado normal. En este caso se hallan los barnices preparados por medio del éter ó del alcool.

O bien: en dividir, estender las moléculas resinosas en un líquido conveniente, de tal suerte que después de la completa desecación del líquido interpuesto, estas moléculas en virtud de la fuerza de cohesión y de atracción que les es propia, puedan recuperar no ya su color , su brillo y solidez primitivos, sino modificados por las partículas desecadas del líquido que continúan ahora dividiéndolas y separándolas unas de otras. Tal resultado ofrecen los barnices preparados con la esencia de trementina [1] ó con el aceite.

Podríanse , pues, rigorosamente clasificar los barnices tan solo en dos géneros. En el primero se comprenderían los barnices de alcool y los de éter, es decir, los que después de su desecación, han perdido totalmente el líquido que dividía sus partes resinosas. El segundo género se formaría de los barnices á la esencia y de los de aceite, es decir, los que después de su total desecación conservan cierta cantidad de sus correspondientes vehículos.

Pero como los barnices de éter, de alcool, de esencia y de aceite, presentan por otra parte caracteres del todo distintos, y mas fáciles de notar, bien en cuanto al olor, la rapidez de la desecacion, su solidez ó resistencia al aire, etc., lo cual hace que unos sean mas convenientes que otros para ciertos usos especiales , los dividiremos en cuatro géneros, no solamente por seguir la clasificación acostumbrada, sino también porque nos parece mas lógica y natural.

Colocaremos en el primer género los barnices al éter en atención á que este vehículo es el mas fácil de evaporarse ala temperatura ordinaria , y por tanto constituye los barnices mas secantes.

El segundo género comprenderá los barnices al alcool, es decir, aquellos en que la evaporación del líquido es la mas rápida después de la del éter.

Comprenderá el tercer género los barnices á la etencia, es decir, los que son aun menos secantes que los de alcool, porque el líquido, sin embargo de que se evapora rápidamente, deja no obstante un residuo notable de esencia crasa [2] blanduja y viscosa durante mucho tiempo, por cuya causa retarda la completa desecación ó bien la completa solidificación de la capa resinosa producida.

El cuarto género comprenderá los barnices de esencia, porque el vehículo (aceite y esencia) que sirve para prepararlos, es entre todos el que se seca mas lentamente dejando residuos mas abundantes; 10 por 100 poco mas ó menos de la esoncia y 12.50 por 100 del aceite empleado.

Causas que hacen los barnices mas ó menos secantes. Si en los barnices de tercer y cuarto género, la naturaleza blanda y la mayor ó menor abundancia de los residuos que deja el vehículo en la composición de la capa resinosa que se ha de solidificar, influyen en la rapidez de esta solidificación ó desecación, pues estas dos palabras espresan exactamente la misma idea en lodos los géneros, es evidente que la naturaleza mas ó menos seca de la resina ó resinas de que se componen los barnices no influirá menos en la desecación favoreciéndola ó retardándola.

En todos los géneros, pues, se hallarán barnices mas ó menos secantes, según la variedad de resinas que entren en las diversas fórmulas, y según que las materias blandas ó viscosas , y por consiguiente tardías en secar , se encuentren en ellos mas ó menos dominantes con respecto á otras de naturaleza mas seca.

Causas que contribuyen á hacer durables los barnices. Una capa de barniz desecada, ¿será tanto mas resistente á los choques, á los frotamientos, á la acción del aire, del sol, etc., ¿será tanto mas durable cuanto mas secas y duras sean las materias de que se componga? Ciertamente que no: porque una película do barniz compuesta únicamente de sustancias resinosas secas y duras no podría resistir á la acción de los cuerpos que pudieran dañarla tanto como si fuese menos dura, menos rígida. Se desquebrajaría ó se pulverizaría al mas mínimo choque, se agrietaría por la desecación, lo cual no acontece cuando contiene nías trabazón. La trementina que se agrega á las resinas en los barnices de alcool, la esencia crasa quo queda en los barnices de esencia después de su desecación vía corta porción de aceite desecado que con cierta cantidad de esencia crasa, se halla mezclada á la resinado los barnices crasos cuando han llegado al término de su desecación, todas estas sustancias no tienen otro oficio mas que el de modificar, ablandar las resináis y hacerlas do esta manera menos fáciles de secar, de recuperar su solidez primitiva, pero al mismo tiempo las hace mas A propósito para resistir á los choques y frotamientos, como igualmente á la acción destructiva de la luz y del calor del sol, do los gases atmosféricos, etc.

Ahora se comprenderá por qué los barnices mas secantes son los menos durables; por qué los mas lentos en secar son los mas sólidos cuando han llegado al grado de desecación que les conviene, mas como en todo hay cierto límite que guardar, se conocerá que es preciso elegir un buen término medio á fin de obtener un barniz suficientemente secante, que no permanezca demasiado tiempo espuesto al polvo o á ser destruido por el frotamiento, y á la vez bastante compacto para no quebrantarse, ni agrietarse, ni oxidarse demasiado pronto y pulverizarse por la acción do las causas determinantes.


En qué consiste la coloración de los barnices.

  1. Es sabido que las resinas en el estado en que llegan al comercio, bien sea en cajas ó en fardos, forman siempre un conjunto de tres clases al menos, las cuales so apartan para hacer las qne llamamos primera, segunda y tercera clase, después do las cuales queda todavía el polvo en las resinas tiernas, y los terrones (llamados marrons por los franceses) en las duras. El fabricante lo utiliza todo para hacer tres ó cuatro clases de barniz tres o cuatro números, que es como se dice en las fábricas. En cada género, y con igual composición se obtendrán, pues, barnices de la misma solidez pero de color mas ó menos intenso , según que se hayan empleado la primera, segunda ó tercera clase, ó en su defecto las materias impuras de que ya se ha tratado. La coloración de los barnices proviene, pues, esencialmente del color que presenten las resinas mismas.
  2. Pero ademas del esmero en escoger bien las clases de las materias resinosas, como en su estado natural siempre se hallan mas ó menos puras, mas ó menos mezcladas de pedacillos de cortezas, de arena ó tierra, el que desee hacer buenos barnices, cuidará siempre de limpiarlas con un cuchillo de todas las impurezas que se les pueda quitar; ademas las hervirá coa agua de río y después de haberlas removido bien, las enjuagará con agua fría secándolas en seguida al sol sobre lienzos. Esta operación tiene por objeto el limpiar las resinas de todas las sustancias grasientas ú otras que las ensucie, y facilitar su disolución en los diferentes vehículos por cuyo medio se trasformen en barniz.


Ademas de este primer lavado, y cuando se quieran obtener barnices de la mayor blancura y transparencia, en el segundo y tercer género, es decir en los de alcool y en los de esencia, es conveniente lavar otra vez las resinas con alcool ó esencia de trementina antes de ponerlas á disolver en su respectivo vehículo; con cuya operación se acabarán de limpiar de la costra mas ó menos oxidada y opaca con que siempre se hallan envueltos todos los pedazos y se obtendrán barnices incomparablemente mas brillantes. El alcool ó la esencia que han servido para este lavado se ponen aparte, empleándolos en los barnices inferiores.

  1. Los instrumentos y las vasijas que se usan en la preparación de los barnices deben estar siempre perfectamente limpios. Seria ciertamente inútil tomarse tanta molestia en purificar las resinas para tratarlas después en vasijas sucias.
  2. Finalmente como el fuego descompone las resinas y esta descomposición produce siempre una coloración tanto mas intensa cuanto es mayor, importa sobremanera no dejar la resina en el fuego, sino el tiempo absolutamente indispensable removiéndola bien para que no se pegue al hondo y se queme.

1. BARNIZ AL ÉTER SULFÚRICO. A corregir.[]

Tomamos esta fórmula de la obra de Tingry que ofrece este barniz como bueno para repararlas averías que acaecen á las joyas esmaltadas, sirviendo como de un cristal a los barnices de color que se emplean para restablecer las partes resquebrajadas y el conjunto de la pintura. « Tómase: Copal ambarado, partes en peso. . . 5 Éter sulfúrico puro 2 « Introdúzcase el copal en polvo fino, y en pequeñas porciones en un frasco que contenga el éter; tápese con un corcho, agítese la mezcla durante media hora y déjese en reposo hasta el día siguiente; si sacudiendo entonces el frasco, las paredes interiores se cubren de pequeñas ondas, ó si el licor no está muy claro, no es todavía completa la disolución y para terminarla se agregarán dos pnrtes de éter; agítese y déjese después eu reposo. •El barniz preparado asi es de un ligero color citrino y tan secante que hace burbujas ú ojillos bajo el mismo pincel á causa de la evaporación demasiada rápida del éter. Se consigue, no obstante, retardarla pasando por lu pieza que se ha de barnizar una capa ligera de aceite de romero. de espliego, ó aun de esencia de trementina, la cual se limpia ó quita inmediatamente con un lienzo, siendo suficiente la corta cantidad que quede para retardar bastantemente la evaporación del éter y permitir que se pueda estender el barniz.» II. UARMZ IIK ALCOOL (espíritu de vino). Las cualidades de un buen barniz de alcool son las de ser incoloro, claro y transparente cuando se aplica á la superficie de los cuerpos, la de formar cuando está seco como un cristal liso, brillante, sólido y bastante resistente para que no se pueda rayar muy fácilmente por el roce de los cuerpos duros; y por ultimo la de ser compacto, tener cuerpo y de no descostrarse ni agrietarse por las variaciones de la temperatura ni por la completa evaporación del escipiente que lo ha hecho capaz de estenderse sobre los cuerpos. La coloración de los barnices alcoólicos proviene de las mismas causas que la do los demás barnices. Depende de la elección de las materias que los componen, del cuidado habido en limpiarlas y lavarlas, de la limpieza de las vasijas eu que se preparan, y fiualmenle dol mayor ó menor espacio de tiempo que han estado al fuego para disolverse. La dureza de los barnices depende sin duda principalmente de la dureza misma de las resinas componentes, aunque ya hemos dicho que las secas no bastarían por si solas para producir barnices con todas las cualidades que acabamos de enumerar. Por esta razón se les mezclan algunas resinas mas blandas, mas pegajosas y aun se- milíquidas, en diversas proporciones. De esto proviene esa multitud de fórmulas mas ó menos racionales que se encuentran esparcidas en todos los libros, en todos los talleres, que todas se éneo- ' miau por escelentes y que ea efecto son mejores ó peores según las circunstancias ó la habilidad ó práctica del que confecciona los barnices. Si investigamos por que cada artista, cada fa- jricaute se atiene á su formula, nos convenceremos al momento do que todos tienen sus motivos )ara obrar de tal manera, unos porque asi lo hicie- •onsus padres y conocen perfectamente su uso y duración, de manera que no se atreven á hacer ninguna alteración; otros por el contrario ¡usurados por la concurrencia, han tenido que buscarlos medios, si no de mejorar, al menos de poder vender sus productos á un precio igual ó inferior al que lo espenden los demás. Hay, por consiguiente, dos especies de fórmu- as: las unas invariables porque son adecuadas, por [ue se conoce su efecto, y porque este efecto es suficiente para el objeto á que se destina; y las tras esencialmente variables á la par del precio que se han de vender. Daremos á conocer unas 'otrasy esto nos parece tanto mas necesariocuan- o que la industria se estiende y siempre debe irocurar la rebaja en el precio de sus productos jara hacerlos asi cada vez mas accesibles á la ;eneralidad de los consumidores. ííf la disolución de las materias resinosas en


í aícool. Como la disolución de las resinas en el alcool se efectúa siempre en razón inversa de la cantidad de agua que aquel contiene y como el barniz que resulta de esta disolución es siempre tanto mas brillante y secante cuanto mas puro y menos acuoso es el alcool, no se debe emplear en los barnices que nos ocupan sino alcool de 40 grados ó al menos de 36 y perfectamente incoloro { Véase AlcooF). Las materias resinosas que entran en las diversas fórmulas que daremos á continuación se disuelven en el alcool de tres maneras: 1." por simple digestión á la temperatura ordinaria; 2.° al baño de María: 3.° finalmente, al fuego directo. Describiremos todos estos métodos de disolución. Primer método. Por digestión. Se ponen el alcool y las materias resinosas en uua botella, cuidando de no llenar mas que las tres cuartas partes de su cabida para que los vapores alcoólicos puedan circular libremente y tapando bien la botella para que el alcool no se debilite y deie precipitar las partes resinosas que había ya disuelto al principio de la operación; se coloca esta botella Á la sombra, al sol ó en estufa y sin hacer mas que abitarla frecuentemente para renovar las superficies y facilitar la acción del alcool sobre las resinas. La desaparición completa de la resina, indica que el barniz está ya formado. En tal estado solo falta dejarlo reposar y que se siente, filtrando el líquido obtenido para darle el grado de transparencia apetecido en todos los barnices. Segundo método; al bailo de María. Cuando se terminan las digestiones por medio de algunas horas do esposicion al sol ó en la estufa, se necesita tener la precaución de renovar las superficies para facilitar la completa disolución de las materias no disuellas, el cual cuidado se ha de tener también cuando se hacen al baño de María, pues estos dos métodos se asemejan algún tanto. El del baño de María es indudablemente mas espedito que el anterior método; pero como colora las resinas, los barnices asi fabricados tendrán siempre mas color que los preparados por medio de una simple digestión. Hay algunas resinas que es necesario tratar por el baño de María, porque en simple digestión tardarían demasiado en disolverse, y no podrían prepararse de esta manera grandes cantidades y en poco tiempo, como se necesita en una fabrica. Tercer método. El uso del baño de María, no obstante de que es un medio de preparar los barnices mucho mas rápido que la simple digestión, es todavía demasiado lento para las necesidades del fabricante. Prefiérese el tercer método, es decir, la disolución de las resinas en el alcool á fuego libre ó directo, sin embargo, de que produce barnices de mas color todavía que el segundo método; pero proporciona la rapidez, y se prepara mucho en poco tiempo. Es cierto que estos barnices no son tan bellos como los hechos por los otros dos procedimientos, pero en cambio satisfacen las exigencias de la práctica; se fabrica mas y con menos gasto, que es lo que se necesita. Los barnices de alcool se usan tan solamente en el interior de las habitaciones para hacer et oficio como de un cristal. En general son brillantes y flexibles; pero tienen poco cuerpo y consistencia. Convienen para los objetos de tocador, cartones, calados, estuches, cajas y efectos amovibles; mas amarillean bien pronto," principalmente los que contienen mucha trementina. Como todos no tienen el misino grado de solidez, los divi- diremos en cuatro secciones: 1.° los barnices de resinas tiernas: 2. "los barnices de resinas tiernas purificadas: 3.° los barnices de copal: 4.° los barnices de goma laca. Barnices de resinas tiernas. — Borní: para calados, cajas, estuches, etc., por Tingry. Tómese: Alcool de 36 ó 40°: partes en peso. . 32 Almáciga lavada dos veces 6 Grasilla ó sandáraca 3 Trementina de Venecia 3 Cristal molido 4 Modo de aperar al baño de María. Mézclese el cristal molido á la almáciga y á la grasilla ya pulverizadas; póngase todo en un matraz de cobre estañado de cuello corto, ó en uno de cristal de doble cabida por lo menos de la cantidad del líquido que se haya de emplear en la operación; agregúese el alcool, coloqúese el matraz sobre un redondillo de paja en el fondo de un baño de María, cuidando de sujetarlo sólidamente para que no pueda moverse ni cambiar su posición vertical; póngase agua templada en el baño de María, y poco después se reemplaza por agua hirviendo, la cual no debe jamás faltar durante la operación. Se tendrá un palo de madera blanca bien seca, redondeado por un estremo y bastante largo para remover las materias á fio de renovar frecuentemente las superficies á la acción del alcool y vencer la unión que las resinas tienden á contraer por la impresión del calórico; al cabo de dos horas que ya na concluido la solución de las resinas, se agregará la trementina, la cual se habrá liquidado aparte en un frasco sumergiéndolo en el agua del baño de María; mézclese bien y déjese todavía el matraz en el baño do María por media hora; después se relira, agitándolo do cuando en cuando basta que se haya enfriado el barniz, con lo cual se evitará toda precipitación do resina. Al dia siguiente se decantará oí barniz y so filtrará por algodón. Tal es el procedimiento mas sencillo por.cuyo medio se paeden preparar en pequeño todos los barnices de alcool ó de esencia de trementina. Por medio del alambique que Tingry ha modificado proveyéndonlo de un agitador, y que aun se me - joraria empleando el vapor á un grado constante se podrían indudablemente preparar los barnices en grande, y á la vez evitar los peligros de fuego y hasta la menor pérdida de alcool. Barniz de \ValinparaobjeFos espuestos á rozamientos, como muebles, sillas, maderas de abanicos. Tómese: Grasilla escogida y lavada. . 4 partes. Almáciga \ Trementina clara 1 Cristal molido i Alcool á 36 ó 40° 8 que se tratará al baño de María como el precedente. Barniz de lingnj. Tómese: Galipodio escogido 3 partes. Resmaanime. .jdecadauna ^ l'.lnm I Cristal molido 2 Alcool á 36°. . 16 que se Iralará igualmente al baño de María.

Este barniz se puede empltíar para los mismos usos que el primero; no obslanle de que es mas conveniente para cielos rasos con color ó sin él. Puede también servir como de cristal á las parles que lleven un color fuerle al temple. Barniz del comercio. Sin que so olviden las observaciones hechas anteriormente, daremos las fórmulas de los barnices del comercio tales como so venden y la manera de fabricarlos en grande. Estas fórmulas varían en cada fábrica; porque generalmente el fabricante se halla obligado á surtir por el mismo precio que sus compañeros, y muchas veces al precio que quiere el consumidor. El precio á que se ha de vender, es, pues, la principal consideración que debe guiar al fabricante para preparar sus productos. Inútil parece manifestar que las fórmulas pertenecienles al primer grupo de esta sección nunca tendrán tanta brillantez ni serán jamás tan incoloras como estos mismos barnices cuando en ellos se haya suprimido una parle de las resinas secas para sustituirlas con la trementina, por la sencilla razón de que cuanto menos resina seca hay que fundir en el alcool, tanta menos necesidad tiene el barniz de permanecer al fuego. Coni mucha trementina son ciertamente menos sólidos los barnices, pero se obtienen casi incoloros, y esta circunstancia, mas importante de lo que á primera vista parece, suele ser una cuestión capital lo mismo para el comprador que para el vendedor. fíarniz para calados ó recortes, en madera de Spa, etc. Tómense: Alcool á 40°. ... 18 lit. (35.7 ellos.) Sandáraca lavada dos veces & kgs.(10.831ib.) Trementina de Suiza 4 50 (9.77 lib.) Método á fuego dircr.lo. Se pone la sandáraca con las dos terceras partos de espírilu de vino en un matraz de cobre eslañado y provisto de una pestaña. Se pone este matraz sobre un horno de palastro guarnecido de tierra por dentro, donde encaje bien, y por medio del penacho ó circuito saliente (véase la /¡y. 31 1) no se deja paso a la llama. El fuego debe ser muy moderado, antes débil que fuerte, y hecho con carbón vegelal; se tiene un palo de madera blanca y bien seca con el cual se remueve contínuamenlc la resina'para evilar que se adhiera al fondo del matraz y tina el barniz. Cuando la tintura alcoólica hierve, sube su espuma, y tiende ásalirdel matraz; se enfria ó se riega añadiendo un poco de espírilu de vino que con inda in- lencion se reserva al efecto, y se continúa de la misma suerte cada vez que el líquido tiende á salir, hasta que por último loda la resina quede fundida; en- loncesse aparta el matraz del fuego y se vierte inmediatamente la tremenlina que se hace liquidar aparte en un pequeño matraz de suficiente magnitud; se remueve vigorosamente el barniz durante dos minutos, para mezclar bien la trementina: entonces se conduce el matraz al fuego, siempre muy moderado; y cuando el barniz 'hierve, lo cual acón - lece ordinariamente después de un cuarto de hora y aun antes, según que la trementina esté mas ó menos caliente, déjese hervir, pero apártese al punto queaparezca cubierto de una espuma blanca sin lo cual esta muy fácilmente salaria del matraz, se derramarla por el horno, y el fuego no lardaría en declararse. Al salir del luego, se pasa el barniz á través de un tamiz que descanse en un embudo sobre una botella de gres, que se liene cuidado de calentar previamente y con moderación, para evitar que estalle ó se resquebraje con el calor del barniz; y si tal sucediese debo este último pasarse sin demora á otro recipiente, porque de otra manera pudiera perderse lodo. lid r ni.- superfino. Tómese: Alcool á 36° 241¡l. (47.6 ellos.) Sandáraca 5 kgs. (40.83 lib.) Trementina suiza. . . 7 id. (13.19 lib.) Cuyas drogas so tratarán á fuego descubierto ó- direcló como el precedenlc. ¡ tamiz número \ . Tómese: Alcool á 36° 20 lit. (39.47 ellos.) Sandáraca 4 kilgs. (8.68 lib.) Trementina suiza. . 11 id. (35.87 lib. j Trálese á fuego direcló como los precedentes. Barniz número í. Tómese: Alcool á 26" 10 lit. (19.74 ellos.) Sandáraca 2 kilgs. (4.34 lib.) Trementina de Burdeos 5 id. (10.83 lib.) Trátese á fuego directo como los precedentes. liarnis número 3. Tómese: Alcool á 36° 8 lit. (15.87 ellos.) Polvo de Sandáraca 2 kilgs. (1.34 lib.) Trementina de Burdeos 3 id. (6.31 lib.) — de Pisa. ... 5 id. (6.31 lib.) Trátese á fuego descubierto como los precedentes. Barniz número íóde maderas. Tómese: Arcanson ó pez griega, en27 BARNICES BARNICES. 28


Barniz número íóde maderas. Tómese: Arcanson ó pez griega, en trozos.. . . II kgs. (23.87 lib.) Galipodio 4 id. (8.68 lib.) Esencia de trementina 4.50 id. (9.71 lib.) Alcool á 36°. ... 48 lit. (35.7 ellos.) Polvo de Sandáraca 1 kil. (1.17 lib.) Fúndase separadamente á fuego directo, por una parte el arcanson y el galipodio en la esencia de trementina, y por otra parte el polvo de sandáraca en el alcool, con las precauciones recomendadas mas arriba; después reúnanse estos dos barnices vertiendo el del alcool en el de la esencia; háganse hervir bien para que se incorporen perfectamente y pásese al tamiz el barniz asi obtenido. Barniz de copal por intermedio del éter. Berzelius anuncia que si se pone polvo de copal á digerir en éter sulfúrico y se calienta hasta la ebullición la masa líquida que resulta en consistencia de jarabe y se mezcla con pequeñas cantidades de alcool caliente (cuya densidad sea cuando menos de 0.83), y se agita todo, la resina so convierte en un líquido cristalino que se puede en seguida estender con alcool tanto como se quiera. Es según Berzelius el barniz mas incoloro que se puede p're- parar, porque el baño resinoso que queda sobre los objetos cubiertos de estos barnices no los tiñe sensiblemente. Si en lugarde alcool caliente se añade á la tintura etérea alcool frío ó en gran cantidad á la vez la masa se coagula y ya no se disuelve: Berielius, traducción de Mr. Ésslinyer. Firmin Didot /"reres 483Í, t. 5.°, pág. 490). A pesar de lo dicho, Mr. fíuibourt pone en duda que Berzelius haya podido conseguir este resultado con la copal aura: por nuestra parte no lo hemos esperirnentado Barnis de óxido de copal ó llámese copal soluble, por Mr. Casanova. Póngase una botella hasta que ocupe la mitad de su capacidad, alcool á 36 ó 40°, añádasele óxido de copal, que ya sabemos es soluble, hasta una tercera parte del peso del alcool; tápese la botella con un corcho, déjese digerir á la sombra durante cinco ó seis días, cuidando de agitarla en cada uno por dos ó tres veces, y asi se obtendrá un buen barniz cargado de resina, relativamente al grado del alcool empleado, que se podrá estender con nuevas porciones de este último si su consistencia es demasiado espesa. Barnis de goma laca pura. — Barniz incoloro para muebles de madera blanca ó poco colorada, cuya tintura natural se quiere realzar sin alterarla. Tómese: 1 kilogramo (2.17 libras) de laca blanqueada y recientemente preparada. 10 litros (19.83 litros de alcool á 40° Fúndase á fuego directo la laca en 4 (7.93) litros de alcool, riégúese con 2 litros (3.07 cuartillos), pásese el barniz al tamiz vertiendo y mezclando los 4 litros (7.93 cuartillos) restantes. Barnis de goma laca para caoba y otras maderas que no importa el que aparezcan algo teñidas ó coloradas. Tómese: 1 kilogramo (2. 1 7 libras de goma laca en hojas blanda ó parda). 10 litros (19.83 cuartillos) do alcool á 33 ó 40°. Que se pondrá á fuego directo, como ya hemos visto en el número precedente. Barniz de goma laca tenido de rojo para caoba y otras maderas. Tómese: 5 kilogramos (10. 85 libras) de goma laca parda. 3 (6.51 libras) desándalo rojo en raspas ó en polvos. 50 litros (99.17 cuartillos) de alcool de 36 ó 40°. Hay dos maneras de hacer este barniz. \." método. Póngase la goma y el sándalo en polvo sobre el fuego en un matraz con 20 litros (39.67 cuartillos) de alcool, riégúese con 13 litros délo mismo (25.78 cuartillos) y después de la disolución de la goma , viértase el barniz sobre un tamiz compacto que retendrá el sándalo. Pero este medio es embarazoso, particularmente si se ha empleado el sándalo en polvo. El barniz no pasa fácilmente á través del tamiz, que precisamente debe ser muy compacto para no dar paso á la madera y para que esta quede bien separada del barniz con que se hallaba mezclado. 2." método. Porlo mismo es preferible preparar aparte con la debida atención una tintura do 3 kilogramos (6.51 libras) de sándalo en 40 litros (19.83 cuartillos) de alcool, decantar esta tintura y servirse de ella para colorar los barnices que se hayan preparado solamente con 40 litros (79.34 cuartillos) de alcool. Otro barniz de goma laca para muebles. Disuélvase la goma laca en el doble de su peso de alcool. Mézclense dos partes de este barniz á una parte de aceite de olivas, estieudase esta mezcla sobre la madera y frótese en el sentido de las fibras, déjense secar y repítase esla operación por tres ó cuatro veces hasta obtener el resultado apetecido. Se da lustre á este barniz con trípoli mezclado de aceite de olivas y se perfecciona con un pedazo de gamuza. Eóte barniz oscurece el color de la madera pero no se agrieta jamás. Observaciones acerca de los barnices de goma taca pura. Estos barnices son á no dudarlo los mas sólidos entre todos los barnices de alcool, pero solo parecen brillantes cuando están pulimentados. Ademas se hallanpropensqsá agrietarse, particularmente si se hacen demasiado espesos. Verdad es que puede obviarse este inconveniente añadiendo un poco de aceite sobre la muñeca de que se hace uso para aplicarlos, pero el aceite oscurece el color de la madera: he aquí por qué preferírnoslos barnices menos abundantes en resina pero que no ofrecen iguales inconvenientes. Necesitan sin contradicción mas de una capa para obtener el lustre que exigen los muebles barnizados, pero esta multiplicidad de capas hace justamente que la goma quede mejor repartida y sin ningún espesor, lo cual asegúrala duración del barnizado y le impide agrietarse (1). (I ) Los ebanistas acoMumbran usar el aceite de li- nata para aplicará la muñequilla.' nosotros preferimos el aceile de adormideras que amarillea menos, y aun sc- rla mejor el aceite de olivas (como se asa en '-Mana, aunque solo sea por mas «húndanle y ca»i nempre mas barato).

Jíarníces compuestos de goma laca y de otras minas. Los barnices de esta sección son brillantes por si mismos, cualidad que no poseen los barnices de goma laca pura de la primera sección, que exigen pulimento para que aparezcan brillantes las superficies que de él están cubiertas. No son tan sólidos como los de Ja sección precedente y esto en virtud de las resinas mas blandas que entran en su composición, pero como bajo el concepto de la solidez son infinitamente superiores á los que hasta aquí hemos descrito, creemos que deban ser preferidos, particularmente cuando se trate de muebles sujetos á frotamientos continuos ó a recibir frecuentemente el choque de cuerpos duros. Barniz incoloro de goma laca brillante por Ber- zelius. Tómense: de 6 á 8 partes de goma laca reciente- temente blanqueada. 5a 4 partes de sandáraca mondada y lavada. 1 parte de trementina de Venecia. 4 id. de vidrio molido. 60 de alcool á 40°. O bien: 8 partes de sandáraca mondnda y lavada, 4 de almáciga mondada v lavada. 80 de alcool á 40°. que se tratará al baño Haría. Barniz casi incoloro y libre de grietas ó resquebrajaduras. Tómense: laca recientemente blanqueada 10 partes. Sandáraca mondada y lavada 4 Elemi bien escogida. ... 3 Vidrio molido 10 Alcool ¿40° SO at baño Haría. - 3 Báfnizmas colorado que los procedentes por Wa- • i-;-^ Un y reformado por Tingry. • Tórnense: Sandáraca 3 partes. Laca en hoja 1 Colofonia ó arcanson. ... 2 Vidrio molido 2 Alcool á 36° 16 al bauo María. Cuando se quieren barnizar los muebles dándoles un tinte rojo, dice Watin , se les pone mas goma laca y menos sandáraca: también se añade sangre de drago. Watin prescribe tres partes de trementina para obtener, según dice, un barniz mas espeso como asi conviene, a fin que dos capas de este barniz sean tan eficaces como 4 ó 5 de cualquiera otro. Este barniz es bastante sólido para emplearle sobre objetos de un uso diario. Barnices para violines i/ oíros ttutrumentos por Watin. Tómense: Sandáraca 4 parles- Laca en granos 2 Almáciga en lágrimas. ... 2 Ejemi 4 Vidrio molido 4 Trementina de Venecia. . . S Alcool 32 que so tratará al bafio María. Tingry prescribo solamente ona parte de almáciga y reemplaza el elemi por el benjuí. Nosotros preferimos la receta de Watinporque el barniz que resulta tiene mas liga y es mucho mas sólido para resistir á los frotamientos á que están propensos los instrumentos frecuentemente manejados. Si se quisiera teñir este barniz, podría conseguirse fácilmente con nn poco de sangre de drago, azafrán, etc. Barniz dorado ó barniz de oro de los ingleses, publicado por Molard el mayor. Tómense: 9 litros (U. 85cuartillos)de alcool á40". 680 gramos (23.6- onzas) de goma laca hervida al agua y lavada en polvo. 320 gramos (11. 11 onzas) de vidrio molido. Póngase todo en una botella que tan solo se llene hasta sus tres cuartas partes cuando mas, y después do bien tapada coloqúese al sol óá la estuf- y agítese con frecuencia basta la completa disolu» cion de la goma. Tíñese convenientemente con achiote ó gnta- gamba. Se guarda este barniz en botellas de §rcs. Para aplicar este barniz sobre las piezas de adorno, bien sean de cobre ó de latón, háganse «alentar ligeramente estas piezas y sumérjanse en el barniz aplicándole de esta suerte dos ó tres capas si pareciere necesario. Este barniz es muy sólido: se limpia con agua y un lienzo seco. Barniz dorado de Tingry del mismo género que el precedente para dar un tinte de oroá las abras de laton,y quese emplea absolutamente de la misma manera. Tómense: Goma laca en granos. . 3 partes. Ámbar amarillo ó copal porfirizado 1 Sangro de Drago 1.30 Estrado acuoso de sándalo 1.40 Azafrán oriental 1.30 Vidrio en polvo 2 Alcool á 40° 20 Por simple digestión ó al baño María. Un nú- á propósito para cambiar el color de los cuerpos sobre los cuales se aplica y que se emplea con buen éxito sobre los instrumentos de física, las guarniciones estampadas ó moldeadas conque se adornan los mueblas, ele., por Tingry. Tómense: Guta-gamba 2 partes. Sandáraca y elemi de cada una 6 Sangre de drago 3 Goma laca en granos. . . O Cúrcuma 2 Azafrán oriental 1.1G Vidrio molido O Alcool á 40° 60 Se hace desde luego una tintura de azafrán Y de cúrcuma esponiendo estas sustancias al sol y a la estufa por veinte y cuatro horas; se pasa la tintura por un lienzo limpio que se esprimo fuertemente, se vierte sobre las .demás resinas pulveri2adas

2adas y mezcladas al vidrio en polvo y se prooe de á su disolución en el bailo María. La sangre de Drago de primera cualidad pe dría comunicar a este barniz un color demasiac fuerte. Con un barniz de este género algunos artista tifien de un color de oro anaranjado los clavito que sirven para guarnecer los estuches falsos i¡ relox; pero mantienen en secreto este procedí miento. Fácil es dar al latón este color áureo por medio de un líquido cuya composición no depende d la del barniz, y que se puede imitar por medi del oropimente (sulfuro rojo de arsénico) mezcla do á ciertas sales. Cuando los clavos teñidos d este liquido están secos, se calientan y luego s bañan con el barniz cuya receta acabamos de dar Barniz para baldosas ó ladrillos de habitado nes, conocido bajo diversos nombres, tales com> tecativo brillante, cromo-durofano, etc. Tómense y fúndanse aparte: Goma laca 160 partes Cera amarilla ó virgen. . 4 Alcool á 36" 040 del cual debe reservsrse la 3.' parte para regar Por otro lado hágase fundir en un matraz. Galipodio 4 12 partes. Arcanson ó pez griega.. . . 112 Con esencia de trementina.. 144 Reúnase en este último la solución alcoólica con las precauciones indicadas al ocuparnos de barniz de madera. Bien efectuada la mezcla, fil trese el barniz y tíñase. De encarnado con el encarnado de Prusia. De amarillo con ocre. De color de nogal con suficiente cantidad de tierra de sombra. Estos colores deben ser finamente molidos, y sobre todo estar bien exentos de agua, sin lo cual el barniz se descompondría con la mayor facilidad. III. BAHNKES A LA ESENCIA Los barnices á la esencia admiten casi las mismas resinas v las mismas materias colorantes que el barniz al alcool. Bien es de notar, sin embargo, que los barnices á la esencia en igualdad de composición, suministrarán siempre una capa mas blanda y menos secante que lo seria si el alcool ó el éter sirviesen de escupiente á las materias resinosas que contiene, por la razón ya dada de que el alcool y el éter, al evaporizarse por completo dejan las resinas en su estado natural, mientras que la esencia no completamente evaporizable deja la película de barniz compuesta no solamente de las materias resinosas empleadas, sino también de cierta cantidad de esencia crasa, la cual los modifica, los hace mas ó menos blandos y les impide recobrar su consistencia natural durante un espacio de tiempo mas ó menos largo. Esto nos explica por qué los barnices á la esencia son menos secantes y mas blandos que los de alcool, y también porque son menos fáciles de agrietarse, mas fáciles de pulimentar y mas durables que estos últimos. Los cuadros exigen con mas particularidad el barniz á la esencia, precisamente porque la tela sobre que están pintados, en razón de su poco espesor, por ser estimadamente sensible á las va- TOHO II. naciones de la temperatura, llevando un barniz demasiado rígido se quebraría, se agrietaría ó se hendería con sobrada facilidad, perjudicaría en breve á la pintura que debiera realzar y la dejaría espuesta sin defensa á la acción de los gases ó de otros cuerpos que se hallan en estado do atacarla. Barniz para los cuadros de precio, por Tingry. Tómese: Almáciga mondada y lavada. 24 partes Trementina de Venecia pura. 3 Alcanfor pulverizado 1 Vidrio blanco molido 40 Esencia de trementina destilada 2 póngase la almáciga finamente pulverizada, mézclese este polvo con el alcanfor y el vidrio, échese el conjunto en un matraz de cuello corto v viértase la esencia. Téngase un palo de madera blanca bien seca y proporcionado á la altura del matraz, a fin de que sirva para agitar las materias. Espóngase el matraz en una cubeta llena primero de agua tibia, que en seguida se mantendrá en ebullición hasta que se disuelvan completamente las resinas. En cuanto termina la solución de estas, se añade la trementina liquidada, después se deja todavía el matraz en agua hirviendo, durante media hora, se retira y so continúa agitando el barniz de cuando en cuando hasta su total enfriamiento; á la mañana siguiente se filtra al algodón y se guarda para el uso. Es, como se deja ver, el mismo procedimiento que para las preparaciones de los barnices alcoolicos al baño María. Observaciones. Si el barniz está destinado á cuadros antiguos ó que ya han sido barnizados y aue solo se trata de barnizar nuevamente, se puede suprimir la trementina, que solo recomendamos aquí para el caso de primera aplicación sobre los cuadros que aun no. han llegado al grado de conveniente desecación. La esencia de trementina destilada que se Describe para este barniz es la que ha sido des- ilada coa lentitud y sin intermedio. Otro barniz para cuadros de menos color que el precedente, mas flexible y que creemos deba ser preferido. Tómese: dammar quebradiza (copal tierno) la ñas blanca, la mas diáfana, lo mejor mondada y o mejor lavada posible, en la cantidad que se uiera pero proporcionada á la capacidad de la asija en que se debe operar la disolución; pónase el doble de su peso de esencia de trementina ura, nuevamente destilada sin ningún color v ien límpida. Si se quiere obtener un barniz mas flexible, nádase á la mezcla que arriba se dijo, de 3 á 4* artes en peso de alcanfor por cada 100 de la isina empleada. Si se quiere hacer todavía mas sencillo, afiá- anse 3 ó 4 parles en peso de alcanfor por cada )0 de la esencia empleada. El barniz puede hacerse de dos maneras: en io ó en caliente. En frió. Basta p»ner la resina, el alcanfor y eseucia en una botella bien lapada con corchó iro que solo esté llena hasta las tres cuartas artes; agitar de cuando en cuando y esponer la lezcla ala sombra, al sol, ó á la estufa, hasta la ompleta desaparición de la resina en la esencia: ocántese y fíltrese el barniz al algodón. 3

O bien. Póngase cierta cantidad de resina pulverizada en un mortero de vidrio, añádase poco á poco y triturando cierta cantidad de esencia hasta que quede disuelta la mayor parte de la resina. Viértase entonces esta dosis en un matraz de vidrio y repítase esta operación por segunda y tercera ve'z hasta que se haya empleado toda la resina y también toda la esencia; añádase el alcanfor y tápese el matraz. Algunos dias de digestión, auxiliados de una agitación dos ó tres veces reiterada durante veinte y cuatro horas, suministrarán un barniz perfecto, absolutamente sin color, diáfano como el agua cuando esté bien reposado y clarificado, con tal que se haya hecho uso de una resina bien transparente y" de una esencia peí rectamente pura y exenta de toda coloración. Si no obstante, el barniz asi obtenido pareciese un poro turbio y se quisiera darle toda la limpidez apetecida, bastaría esponer el matraz dos- tapado que lo contiene, durante una hora en un baño María de agua hirviendo; después retirar el matraz del agua y dejarle destapado hasta el total enfriamiento del barniz. En caliente. (Al baño María ó bien á fuego directo porque la operación es la misma). Se ponen la resina, el alcanfor y la esencia en un matraz de cobre eslañado sobre un fuego moderado, sin cesar de remover con un palito de madera bien blanca y seca, las materias sólidas hasta su completa disolución en la esencia: después que la resina está enteramente fundida se le hacen dar algunos hervores, en seguida se vierte el barniz á través de un tamiz en una vasija de gres, que se cuida de no llenar totalmente y de dejarla destapada hasta que lodo el barniz esté bien frió. Asi el barniz se clarificará perfectamente y no tendrá mas color que si se hubiese hecho en frió, siempre que no haya quedado sobro el fuego durante mucho tiempo; porque lo esencial es tomar un promedio, es decir, ni demasiado calor ni muv poco; pues con una esposicion demasiado larga al fue- ga se colora el barniz y con una sobrado corta se clarifica cou dificultad. Si se tapase inmediatamente la vasija después de haber vertido el barniz caliente, solo se obtendría un barniz turbio que, enfriado y puesto en un frasco de vidrio blanco, parecería como lechoso. Este barniz turbio, estendido y seco en capa delgada sobre un cuadro, no por eso dejaría de ser trasparente, pero muchos pintores rehusarían servirse de él, ,y en el fondo tendrían razón porque este barniz debe la poca diafanidad quo ofrecería en tal caso á una pequeña cantidad de agua que no puede menos de perjudicar á la capa resinosa desecada, haciéndola menos sólida y uniformemente adherenle á la superficie que cubre. Todavía debemos hacer otra observación por lo respectivo á los barnices de cuadros, que se aplica por otra parte á todos los barnices de esencia; y es que tienen la ventaja de mejorar su calidad con el tiempo, mientras que los barnices al- coólicos pierden toda su cualidad ¿ medida que se enrancian. Los barnices á la esencia deben guardarse en sótanos dentro do botellas de gres bien tapadas. Las resinas y la esencia contraen una unión cada vez mas íntima, y resulta el barniz de un empleo mas económico, y mas ventajoso el resultado que se obtiene. Un barniz do seis meses suministrará una capa mas espesa, mas brillante y que mejor protegerá la pintura que un barniz recientemente preparado, sobre todo si se aplica sobro una pintura nueva y que aun no ha sido barnizada, porque con un barniz leciente la esencia abandona la resina para combinarse á la pintura, cuyo efecto no tiene lugar en un barniz antiguo: he aquí la razón, de ser este último mas «olido, mas resistente; porque, no lo olvidemos, la solidez, en los barnices a la esencia, resulta únicamente de la mayor ó menor cantidad de esencia no evaporizada, de esencia crasa, como se llama vulgarmente, que los mismos contienen después de su completa desecación. Barnis del comercio, para cuadros. Se halla en el comercio, cou el nombro de barniz para cuadros, una simple disolución en caliente de la trementina en eseacia, y du ella se hacen tres números. El superfino consta de: Trementina de Venecia 3 kilogramos (6.51 liras) que se hace fundir en 8 litros (15.87 cuartillos) de esencia de trementina y so mantiene sobre el fuego hasta que el barniz se enfrie quedando cristalino. Se conseguirla hacer un barniz mucho menos colorado, si al momento que la trementina se disuelve en la esencia, se vertiese el conjunto hirviendo en una botella de gres bien forrada de esparto y si se dejase enfriar sin taparla, como ya hemos dicho al ocuparnos de los barnices de copal blando. El número \ consta de: Trementina de Venecia. . 3.BO kilgs. (7.6 lib.) — de Suiza. ... id. Esencia de trementina. . . 20 lit. (39.07 ellos.) El número 2 se compone de: Trementina suiza. . . . Esencia de trementina. . 7.50 kgs. (46.28 lib.) 20 lit. (39.67 ellos.) Inútil parece advertir que la esencia de trementina debe escogerse bien limpia y sin color. Barnís copal para interiores. Póngase en un matraz estañado: Resina copal blanda tal como queda después de haber elegido los trozos mas bellos , para componer el barniz de copal mas arriba descrito 6 partes en peso. Esencia de trementina reciente, blanca y límpida. . 40 Hágase fundir á fuego directo y agítese absolutamente como queda dicho mas arriba, si se quiere obtener un barniz poco colorado, ó déjese la disolución sobre el fuego hasta que una muestra, bruscamente enfriada en un frasco de vidrio blanco, conmueve toda la limpidez de que disfrutaba en el matraz de donde se ha esl raido hirviendo. Este segundo método suministrará un barniz de cploracien mas intensa que el primero, y del cual, sin embargo, se podrá sacar partido para aplicar sobre los blancos puros y los blancos veteados, pues no los teñirá. Este barniz requiere ser algo mas colorado que el barniz para cuadros, y he aquí por qué se hace entrar mas resina y níenos esencia. Si se destinase este barniz para cubrir el papel pintado debe hacerse entrar, en nuestro concepto un poco de alcanfor; porque si bien es verdad queso secaría con menos rapidez, adquiriría una gran flexibilidad, resultando menos propenso á resquebrajarse.

ítarnii para moler los colores, por Tingry. Tómense: Galipodio en lágrimas bien escocido .......... 2 partes. Almáciga en lágrimns ... 1 Trementina de Venecia. . . 3 Vidrio molido ........ 2 Esencia de trementina. . . 46 fúndanse á fuego directo. Cuando el barniz se ha preparado con las procauciones indicadas, añádase: Aceite de nueces ó de linaza preparado, una parte. Este barniz, segun Tingry, es á corta diferencia como el de Holanda; los'colores molidos con él se secan con mas lentitud; en seguida se mezclan con el barniz siguiente si se trata de una pintura ordinaria. Otro barniz á propósito pira gaftar loscolores y que se conoce en el comercio con el nombre de barniz de Holanda. Tómense: Galipodio reciente, en lágrimas ....... 1 parle en peso. Eseñciade trementina 1 '/ Hágase derretir solo el galipodio, en una caldera de cobre ó de hierro; cuando esté bien fundido y quede bien trasparente sobre un vidrio que en él se introduzca, añádase poco á poco y mezclando la cantidad de esencia que se juzgue conveniente ( que podrá ser de 1 y '/Aparte á 2 y i/j): una vez en la seguridad de que el barniz queda bien límpido sobro el vidrio, pásese por el tamiz, déjese enfriar al airo, y después guárdese en una vasija que se cerrará exactamente. Barniz llamado en Francia Gros Guillo!. Fúndanse dos partes en peso de pez griega ( arcanson purificado, en una caldera; cuando la resina esté enteramente fundida, se le añade pocoá poco y mezclando dos ó tres partes de esencia de trementina. Se deja enfriar un poco de este barniz sobre un vidrio para ver si se mantiene entonces bien límpido; después se pasa por el tamiz á una vasija, que, sin embargo, solo se tapará cuando e: barniz esté frió. Algunos fabricantes funden juntamente 4 partes de arcanson con dos de galipodio, y cuando todo esto líquido añaden 3de esencia. El barniz que resulta es mas viscoso que el que se hace con el arcanson puro, pero resulta demasiado espeso y se parece al que se vende con e nombre de trementina de Pisa. ' r: de color de oro, por Tingry. Tómense: Resina laca en granos ........ 04 partes en peso Sandáraca ..... 6i Sangre de drago. 8 Cúrcuma ...... 4 Gutagamba ..... 4 Vidrio molido. . . 06 Trementina clara. 52 Esencia de trementina ........ 512 Se estrao por infusión la tintura de las mate rias colorantes, 'se filtra, se añaden en segnida la resinas, que se hacen fundir, y, por último, 1; trementina-, se pasa al tamiz y se guarda para e uso. Este barniz llamado de Tingry comunica á los letales, maderajes y muebles uú brillo notable, "ís sin duda menos secante qui> el de alcool, pero n cambio mas flexible, y conviene mejor para las sntejuelas con que se preparan las venturinas; demás es muy á propósito para aplicar sobro los ueros dorados, cartones, etc. L8 mejor manera de variar au coloración es lacer fundir aparte cada una de las sustancias clorantes, una parte, por ejemplo, en 8 partes do >sencia: después de quince dias de esposicion al oí ó á la estufa se decantan los líquidos y se mez- lan en seguida hasta obtener el matiz que se du- ea, y en esta mezcla so hacen fundir las resinas ' después la trementina según lo prescribe el irte. larnis designado con el nombre de mordiente, por Tingry. Tómense: Almáciga i partes en peso. Sandáraca 4 Gutagamba 2 Trementina 1 Esencia de trementina 24 Algunos artistas reemplazan la trementina con 'a esencia de espliego (4 partes) que todavía naco a composición menos secante. Este mordiente se emplea para aplicar el oro, v al mismo tiempo para hacer resaltar el dibujo bajo la hoja metálica. Conviene que no se seque antes que el artista haya acabado de hacer su dibujo. Barniz de copal puro á ¡a esencia, llamado barniz de retocar. Tómense 4 y '/z partes en peso do copal duro ó de África; 7 á 10 de esencia de trementina; hágase fundir á fuego vivo y directo la resina en un matraz de cobre. Cuando esté bien fundida y bien pegajosa, formando como espuma en la estremi- dad de la espátula (que haya servido para agitar la resina ó impedir que se adhiera al fondo del matraz durante su fusión), viértase poco á poco y mezclando, 2 de esencia fria ó caliente, que aun seria mejor. Cuando la resina fundida y la esencia estén bien incorporadas y la mezcla bien límpida sobre el vidrio, añádase todavía, también poco á poco y mezclando, otras dos partes de esencia; y si la mezcla continúa siendo límpida sobre el vidrio, añádase todavía, siempre poco á poco y agitando otras dos partea de esencia, y continúese asi hasta haber incorporado toda la esencia; á menos que se advierta que no quedaría en su punto mezclándola toda al barniz: retírese entonces el matraz del fuego, y pásese la dosis por el tamiz á una enfriadera. Barniz de copal por intermedio del aceite de es- plíeyo o lavanda, por Tingry. Tómense: Copal en polvo. . 4 partes en peso. Aceite de espliego. 2 Aceite de trementina G Caliéntese el aceite de espliego sobro un baño de arena, añadiendo poco apoco y repetidas veces el polvo de copal en el aceite muy caliente, pero sin añadir una segunda porción hasta que la primera



se baja disuelto completamente en el liquido, que se cuidará de mantener en un estado incesante de rotación: cuando todo el copal esté fundido, viértase en tres veces la esencia de trementina , casi hirviendo, teniendo la precaución de mezclar bien y se obtendrá un barniz color de oro muy sólido, pero que no seca muy pronto. El aceite de espliego, que hace el copal soluble en la esencia , le hace igualmente soluble en el alcool. Para convencerse de ello basta, dice Tinsry, hacer calentar fuertemente el aceite du espliego en una cuchara de comer; cuando esté casi hirviendo añadir copal en polvo, facilitar la mezcla con una paja, añadir todavía copal cuando el primero ha desaparecido, y continuar asi las adiciones sucesivas hasta que el aceite rehuse recibir mas; echar entonces la solución en un frasco que contenga alcool hirviendo, agitar la mezcla manteniéndola siempre al mismo grado de temperatura, y el alcool no tarda en apoderarse de las dos sustancias, pero se requiere que sea un alcool puro. Barnis de copal por intermedio del aceite de et- pliego y de alcanfor, por Tingry. Tómense: Copal en polvo. . 30 partes en peso. Esencia de espliego 180 Alcanfor 4 Esencia de trementina cuanta sea bastante para poner el barniz en buena consistencia. Échese el copal por pequeñas porciones en el aceite de espliego y el alcanfor hirviendo , renovando las proyecciones á medida que cada una de las precedentes haya desaparecido. Se favorece esta solución por medio de un palo que sirve para agitarla. Cuando toda la copal se haya incorporado se añade la esencia hirviendo, cuidando de poner muy poca de cada vez, sobre todo al comenzar. Este barniz es poco colorado y por el reposo adquiere una trasparencia que coincide perfectamente con la solidez que se reconoce en todos los barnices de copal. Este barniz está destinado & los objetos que exigen solidez, flexibilidad y trasparencia, tales como las telas metálicas que se sustituyen álos vidrios en los buques. Barniz de alquitrán dado como barniz chinot por X..... (Estracto del diario de conocimientos usuales, t. I, fiág. 106). Tómese: alquitrán puro (goudron), hágase cocer por espacio de dos ó tres dias en una vasija de boca estrecha, hasta que se convierta en una masa negra que ya no se pegue á las manos. Póngase entonces esta masa en un matraz sobre un fuego bastante vivo, vertiendo poco á poco esencia de trementina; y si se incendia se apaga tapando con un fieltro; continúense las adiciones de esencia hasta que esta composición adquiera una consistencia fluida y bien homogénea. Los objetos que se han de barnizar deben ser de madera seca y secados mas todavía, si es posible. IV. BARNICES CBASOS. Observaciones generales. Si se viniese á reconocer, lo cual es poco probable, v lo que todavía no está demostrado, que el óxidode copal soluble en el alcool lo es igualmente en la esencia y los aceites fijos; que puede suministrar con estos vehículos barnices de una conservación tan fácil y tan resplandecientes, tan duraderos pero mucho nías hermosos y menos colorados que los que se preparan actualmente con esta resina, mediante un procedimiento tan antiguo como el arte de hacer barnices, porque alcanza mas allá del siglo XII; entonces grandes cambios se realizarían en la fabricación, sobre todo por lo respectivo al barniz craso que se podría preparar como los barnices al alcool ó a la esencia por medio de simples digestiones, ya en frió ó en caliente, del óxido de copal en una mezcla conveniente de aceite secante y esencia de trementina. El barniz resultante tendría, á no dudarlo, cualidades absolutamente distintas de las que posee el barniz tul como se hace al presente, pues la resina, en razón del fuego violento á que está sometida, se halla siempre mas ó menos alterada, y en todos los casos alterada de otra manera que lo seria por la esposicion al aire libre, al cual se sometería para oxidarla. Los barnices crasos, tales como sabemos prepararlos, en razón misma de la naturaleza poco evaporizable del vehículo oleaginoso que sirve para su confección, y que entra por una cantidad muy apreciableen la película desecada que suministran, son de todos los barnices lus menos secantes pero mas sólidos; asi es que se les destina á todos los usos á que no podrían dedicarse los barnices al alcool y á la esencia, á causa de la resistencia demasiado débil que oponen estos á la acción de la luz y del calor solar, y á las intemperiesdel aire esterior. Las portadas de los almacenes, las anaquelerías, las ventanas y puertas de nuestras habitaciones , los trenes de lujo y los coches de fatiga ó dedicados á un tráfico continuo, reclaman especialmente este género de barniz. Y no es que deje de poder emplearse en los interiores, si de ello hay necesidad: al menos los que quisiesen obtener pinturas sólidas, fáciles de lavar, pueden servirse de él confiadamente para aplicar sobre cualquier fondo que no sea blanco puro ó blancoveteado, para los cuales forzosamente se requieren barnices al alcool ó á Id esencia, pero sobre todo para los fondos colorados y que nada tienen que temer de una tinta algo mas intensa, lo repetimos, deben ser preferidos como mas sólidos los barnices crasos, y con tanta mayor razón cnan- to que se pueden hacer tan secantes como los de! segunde y tercer género. El barniz craso está ademas esclusivamente reservado para los objetos de palastro , hoja do ¡ata, cobre ó latón, tales como tas salvillas, lámparas, bandejas, y en fin, todos los utensilios des- iinados á usos habituales y á reiterados frotamientos. Sustancias que entran en la composición de IQS barnices crasos. Elsiicino (ámbar amarillo ó ka- ra be) y las diferentes especies de copal duro, se- midurb y tierno, tales son las únicas sustancias •esinosas, sólidas, que juntamente con el aceite de inaza y la esencia de trementina, entran en la composición de los barnices crasos. La gran resistencia que el copal duro y el se- miduro oponen al fuego para entrar en fusión y resultar en este estado misturantes al aceite y á la esencia, ha debido hacer recurrir para trastornarlos en barnices, a un procedimiento bien di- érente del que se emplea para preparar los barnices de los géneros segundo y tercero en que las resinas, mas blandas, son solubles en los veliícu •


los á una baja temperatura: hasta bastaría una simple digestión para que la disolución se operase, como ya hemos indicado precedentemente. Aquí por el contrario, se comienza por derretir las resinas á fuego directo, y entonces solamente al haber llegado á obtener el punto de fusión y de calor necesarios, se les incorpora el aceite calentado de 150 á 200°, y por último, la esencia; todo con las precauciones que muy en bre- be especificaremos. fio se crea , sin embargo , que no se puede fundir el copal en el aceite hirviendo, puesto que entra en fusión á la temperatura de 316°. Para acabar el barniz v ponerlo de buena consistencia, ya solo falla añadirle suficiente cantidad de esencia. Pero el barniz que resulla de este método, según el cual el aceite se quema mas ó menos, es mas colorado y sobre todo menos secante que por el primer método, por lo cual es generalmente abandonado. El arte del fabricante de barnices no consiste, pues, tan solo en mezclar íntimamente las moléculas resinosas en un liquido adecuado, obteniendo asi una mezcla permanente; consiste ademas en la confección de la mezcla menos colorada y mas secante, conservando á las materias componentes sus propiedades naturales ó al menos haciéndoles esperimentar la menor alteración posible. Ahora bien, como el fuego, por poco intenso que sea, siempre desnaturaliza las resinas (lo cual esplica porque los barnices hechos por simple digestión son siempre menos colorados en igualdad de circunstancias, que los que se han preparado al fuego), y como puede desnaturalizarlas si no se tiene un cuidado sumo, hasta el estremo du tras- formarlas en una especie de materia mas ó menos parecida al alquitrán, y que ya no recobraría su solidez, si por mucho tiempo "se dejasen espueslas sobre todo al fuego violento que conviene á las resinas duras, es muy del caso no perder jamas de vista las prescripciones siguientes, sicon una resina cualquiera y adecuada se quiere obtener el burnis mas secante y el menos colorado posible: Jamás debe presentarse á la fusión una mezcla de resinas desigualmente fusibles. Asi es que siendo el succino mas resistente al fuego que el copal duro, este mas rebelde al fuego que el copal semiduro, y el copal semiduro rnas difícil de entraren fusión que la resina de dammar quebradiza ( copal blando), cada una de estas resinas debe ser tratada aparte. Pero nada impide que se mezclen cuando ya están hechos los barnices que resultan de cada una de ellas, y en tales proporciones como se juzgue conveniente, sea para mejorar la cualidad de los unos ó para bajar el precio de los otros. Es indispensable escoger bien las resinas para que cada dosis este compuesta de trozos todos igualmente fusibles, sin lo cual acontecería que las porciones mas fáciles de derretir serian quemadas y mns ó menos descompuestas antes que las otras hubiesen entrado en fusión, y el barniz que resultase de semejante mezcla seria mucho mas colorado y menos secante que sise hubiese tenido la precaución de elegir perfectamente los pedazos por lo que respecta a su fusibilidad. No obstante todas las precauciones que se hubiesen tomado para separar el copal fusible del que lo es menos, pudiera suceder que las dos especies se hallasen todavía mezcladasen cierta proporción, y que por consiguiente so encuentren dosis en que la mayor parto de la resina esté fundida y corra bien por la punta de la espátula, mien- tras que esta miía espátula indique que una cantidad masó mos considerable de resina existe sólida todavía (el fondo del matraz donde sr practica la operion. Ahora bien , como en1 dos males siemn conviene elegir el menor en vez de quemar Vnayor parte de la resip- Para dejará la mas peieüa el tiempo de funr"186' en vez de esperar áue todo esté fundido,' perfectamente liquidadois del caso ineorpr»'" r e' aceite con la parte deitida en cuanto parezca hallarse en estado ortuno para efectuar la mezcla; después añádasla esencia y precédase como si toda la dosis dísina hubiese quedado bien fundida, pásese almiz y todos los trozos de copal que se hallen 'fundidos, pónganse aparte para refundirlos ju«y hacer un barniz, mascolora- d o sin duda, r* no por eso de peor cualidad que el otro. El aceite y esencia que retienen estos trozos después de susparaciun del barniz por medio del tamiz, arderáantes que dichos trozos so fundan y serán carbtzados mucho tiempo antes que la resina esté b»ante fluida para poderse mezclar con el aceítele aqui resultará un barniz mas colorado, pero«Q bueno como el otro, porque en este caso notsa resina la quemada. Cuando e\ ipal fundido está bien liquido y forma espúrea.» la punta de la espátula, se vierte encima el acte caliente, mas no hirviendo, se mezcla fuertemite para incorporar bien el aceite á la resina, y>n la espátula, que se retira vivamente, se depita una muestra ó pequeña porción sobre un vUo que se tiene á la mano: si la mezcla de aceite de resina está bien operada, si es completa la mistra, mediante el enfriamiento, se fijara en una ga bien límpida. Si en este estado resulta dura/ quebradi/a bajo la uña, es prueba que no se i puesto mas aceite del que la resina puede sobílevar, porque se requjere que todas las resinas even la misma cantidad de aceite. Pero si la uestra, inmediatamente después de haberse opositado sobre el vidrio, y antes que se fije en|, se adhiere al dedo que se le aplica y se estir en largos hilos que no se rompen fácilmente; ¡después de este ensayo, lo restante de esta mue.ra se fija, no conserva ninguna adherencia al ddo, y recobra una consistencia tal que la uña>enetro en ella fácilmente como en la cera, sin uebrarla, será un indicio debüber puesto la calidad do acuite que justamente le conviene. La cantidad de acite y de esencia exactamente necesaria para na dosis dada de copal, no puede asignarse de un manera precisa, puesto que depende de una lultitud de circunstancias difíciles de prever, peo que la esperiencia sin embargo puede dirigir lasta cierto punto. Do una manera general se puete decir no obstante que el copal duro y el semidiro exigen ordinariamente la mitad de su peso (e aceite y un poco mas que su peso de esencia pra formar un buen barniz que se secará en vente y cuatro horas. Pero lo repetimos, estos datos soo.son aproximados, puesto que se encuentran resnas que requieren mas, y otras menos. Cada vez, pies, que se trabaje una resina nueva y que se teiga adquirida la suficien- ,e "práctica para estar siempre cierto de conducir el trabajo á corta difeiencia de la misma manera, se debo desde las primeras operaciones, ensayar cual es la proporción de aceite y de esencia que m peso dado de esta resina puedo aguantar, á fin de tenerla en cuenta para otra vez, sin necesidad de practicar nuevos 'ensayos para cada nueva do sis.

Todos los fabricantes de baices saben per- ' fclamente qne en tiempo de es-sas nieblas (co- S se ven con frecuencia en lasercanías de Pa- rí?/ los barnices son siempre >nos límpidos ó diali>. pg (menos nítidos en tennis de taller) que cuando , 0 elaboran durante unjempo claro y seco. El .stado liigrométrico del -e puede, pues, influir sobt, ]os barnices y estosientras se elaboran son susceptibles de absorr cierta cantidad de agua, i.- cual, aunque esUiadamenle dividida en el líqu'rio, basta para «niñearle una vista poco grata ó un aspecto tur. que lo hace menos á propósito para darle salií toda vez que son mucho mas apetecidos los baríes bien transparentes. El alto grado (516») de calor áic es forzoso someter el copal para hacerle miirablo con el aceite, descompone esta resina enjs parles, la una fija, la oirá volátil y al mismo tnpo deja libre cierla canlidad de agua, cuyas irles v'oláli- les y acuosas, mezcladas con 'la r¡na fundida, dan á esla eso carácter de opaciday de viscosidad que siempre se nota al priniio de cada operación, y que le impide correr «ilmcnle en la estremidad de la espátula cita lo hace cuando á consecuencia de la tempalura viva y siempre creciente que se le aplicr resulta bastante fluida para permitir á las pací volátiles y acuosas desprenderse en forma d vapores acres y picantes. La parle fija (la copalundid») es entonces suficientemente fluida y cainte para mezclarse al aceite que también sevierte calienle ( la goma está bien cocida como ?dice en términos de fábrica) y el barniz resultiteserá de buena cualidad cuando se le haya (do consistencia por medio de la esencia de írenntina. Pero si no se ha esperado á ie las partes volátiles y acuosas se hayan evapozado para verter el aceite (que por sí mismo contne lamhien cierta canlidad de agua); si este adcrrs no estaba suficientemente caliente al ponersen contado con la resina también fria, se produfá en la masa un movimiento de contracción m> ó menos rápido y completo, segnn qne el nceii añadido esté mas frió y entre con mas abundaría á la vez, y quedando la resina mas ó mens coagulada á causa del enfriamiento brusco qu ha esperimentado, ma.s ó menos viscosa en razn de la cantidad de aceite con que so ha itzclado, aunque no con intimidad, mas ó meos opaca en virtud del agua y de las gústanos volátiles no evaporizadas que contiene, frmará sobre el vidrio en que se deje caer una gta, un glóbulo opaco y « le poca liga qne se fijará cmo lo haría una mezcla de aceito y de cera. Si á tiempo nota el fabrcante este accidente y comprende que siempre ei necesario comprobar si la mezcla de aceite y deresina está bien ó mal operada, fácil es aplicar el -em odio pues que solo se trata de dejar el matrs: sobre el fuego conservándolo en él hasla qm el aceite, al entrar en ebullición, permita á las jarles acuosas y oirás el ev aporizarse, y á la resiní derretirse y mezclársele con baslanle inlimidadpara que la gola de ensayo que ponga sobre el ndrio lo parezca perfectamente límpida y transpa-ente; entonces se puede apartar el matraz del fuego y añadir la cantidad de esencia suficiente para poner el barniz de buena consistencia; en seguida pásese por el tamiz y perderá el aspecto turbio, y sin embargo ya no sera tan blanco ni tan secante, y ademas no so le habrá podido poner tanta esencia como si esle accidente no hubiese acontecido y esto prueba claramente que la proloni;ada permanencia do la resina sobre el fuego le ha hecho esperimentar una alteración mas profunda. Si a¡ contrario por no haberse apercibido de esto accidente, en vez de dejar el matraz sobre et fuego hasta que la resina de nuevo liquidada, haya podido mezclaría ntimamente al aceito hirviendo, se apartó el ma- ,ráz del horno inmediatamente después de haber vertido el aceite y si acto continuo se le añadió la esencia, resultará un barniz turbio del cual echando una gota sobre el vidrio se volverá opaco al enfriarse, crasa, untuosa, de aspecto grumoso y en tal caso el aceite y la esencia no tardaron en separarse, porque ninguna unión han contraído con la resina. El barniz caliente aparecerá turbio y oomo nebuloso si el accidente está en el máximo do gravedad (y si por el contrario hay poca gravedad, solo parecerá turbio después do su enfriamiento) y á la mañana siguienlo, es decir cuando se haya enfriado totalmente, se hallará en el fondo de la vasija precipitada la resina en forma de una masa amarilla , sucia , aglomerada , opaca y poco aglutinanle, pero algunas veces siéndolo un poco mas en razón de la cantidad de aceite, mas ó menos mal combinado, con el cual se halla mezclada; y el líquido que sobrenade compuesto do li> restante del aceite y de la esencia y de cierla cantidad de copal alterada será rojizo, pero ya no formará un barniz, es decir, una sustancia que estendida y desecada sobre la superficie de los cuerpos pueda proporcionarles un nrillo permanente. Pero, como durante el acceso do la esencia se necesita agitar con frecuencia el barniz para auxiliar su disolución en esta esencia, y como por otra parte siempre se cuida de comprobar sobre un vidrio si el barniz se mantiene límpido y trasparente, desde luego se echa de ver quo se enturbia, y en lugar de continuar la adición de esencia, se cierra la llave, se vuelve el matraz al fuego y en él se mantiene hasta qne toda la esencia añadida, viniendo á evaporarse puesto que hierve á los 185°, permite por último al aceito hervir á su vez poniéndose en disposición de llegar a la temperatura de 31ü°. Derrítese entonces la copal, se mezcla ron el liquido, y se forma sobre el vidrio una gola bien trasparente y límpida. Retírese entonces el matraz del fuego, añádasele la esencia necesaria para poner el barniz de buena consistencia (que no se necesitará mucho para conseguir esto resultado) y se obtendrá un barniz tanto menos perfecto y menos secante, y tanto mas colorado cuanto que habrá sido preciso mantenerlo al fuego por mas tiempo, primero para evaporizar la esencia imprudentemente añadida, y en seguida para dar al aceite el grado de calor que necesita si ha de fundir la resina y mezclarse con ella, permitiendo por último á la esencia el disolver esta mezcla. Scanos licito insistir acerca de este punto capital y todavía no osplicado suficientemente. Se hacen barnices turbios ó empañados: 1 ° porque, no se ha dado á la resina fundida el grado conveniente de calor para que pueda mezclarse íntimamente con el aceite: 2." por haber añadido á la resina fundida y caliente en punto, un aceite demasiado frió y de una vez en cantidad superabundante; cuyo "aceite haciendo bajar de un modo brusco la tempcralara de la resina fundida, solo por esta causa la ha hecho inmiscible ó inmistu- rable con él: 3." porque aun bien efectuada la mezcla de la resina y del aceite, al querer dar consistencia al líquido se le echó con supurabundancia

. de «6 á 75 centímetros (28 y V?á 32 y '/, P^S3- das), y de la cabida de 25 á 50 litios (5&a ufrcuar. . ..yl'V ;u v ' ^•¿i ^ ..

dancia y de una sola vez la esencia fria: -i.° y último, po'r haber dejado enfriar escesivamente la mezcla de resina y de aceite antes de verter la esencia necesaria para reducirlo á consistencia de buen barniz. Asi, pues, todos estos accidentes no son otra cosa que el resultado de una temperatura demasiado débil en el primero y cuarto caso, y escesivamente rebajada en los otros dos. /•.'.' nf<- 1 ii\ no te combina con el copal fundido sino qttesolamente se mésela y al interponerse entre sus moléculas imposibilita su solidificación, es decir, su aproximación: no sirve, en una palabra, mas que para dividir dichas moléculas y en tal estado permitir que se mezclen con cierta proporción de esencia de trementina, mediante ciertas precauciones que se reducen á no verter la esencia sino poco á poco y en chorritos cuyo grueso puede aumentarse proporcionalmente, y siempre agitando mientras se efectúa el acceso del líquido, con el objeto de que¡no baje de una manera demasiado brusca la temperatura de la mezcla líquida del aceite y de copal, facilitando asi su disolución y su buena repartición en el agua ras. Es evidente que se obtendrá con mas facilidad un resultado satisfactorio, si en vez de servirse de esencia fria, como se practica generalmente en fábrica, se hace uso de esencia nirviendo que asi se hallará previamente desembarazada de una buena parte del agua que contenia; pero no debemos ocultar que con frecuencia pudiera haber un riesgo inminente de incendiar la fábrica, porque nada es mas peligroso que hacer hervir la esencia, sobre todo si la vasija en que se calienta no conserva siempre el mismo nivel, lo cual viene á ser difícil si no imposible en una caldera de donde continuamente se esUi haciendo gasto. He aquí sin duda la razón de haberse abandonado el método de estender con la esencia hirviendo y de emplear solamente la esencia fria. Aiiadamos, no obstante, que por medio de las precauciones mas arriba indicadas (de verter poco á poco la esencia mezclando bien oí barniz, y, sobre todo, cuidando escrupulosamente de no estender la mezcla de aceite y resina si no cuando sea perfecta, es decir, límpida y trasparente sobre el vidrio) se conseguirá hacer bue- uos y escelentes barnices. Si se hace un barniz turbio, cuando se vierte el aceite demasiado frió en la resina fundida, ó si solo se obtiene un barniz empañado cuando en una mezcla aun bien hecha de aceite y de resina, se añade demasiada esencia fría á la vez, igualmente hay espoeicion de producirlo cuando á la resina" cocida en punto se iacorpora el aceite hirviendo ó demasiado caliente; pero el accidento es mas seguro cuando no se ha dejado cocer bien la resina, ó en otros términos, cuando no se ha dejado á las sustancias volátiles ó acuosas producidas en su seno, el tiempo necesario para e»aporarse completamente. He aqui la razón de ello: apenas elaceite hirviendo ha llegado aponerse en contacto con la resina también hirviendo, apenas hubo tiempo de agitar estas sustancias para mezclarlas, se declara en seguida una fuerte efervescencia que amenaza el convertir en espuma toda la materia sometida al esperimento, y gracias quedeje tiempo bastante para apartar el matraz del fuego: para calmar esta ebullición, á veces tan violenta, que el barniz sale con estraor- dioaria abundancia, no queda otro recurso que añadir esencia: este grande ardor en breve se calma, pero el barniz que resulta jamás será tan brillante, sino siempre mas empañado ó mas turbio que si la mezcla de aceite hubiese tenido tiem- po de llevarse á cabo en ocasión oportuna. Las moléculas resinosas mal divididas por el aceite, no se repartirán con igualdad en la esencia, y el barniz resultante solo formará, después de "su desecación, un conjunto informe de partes mas lustrosas y otras menos lucientes, y las superficies cubiertas CTI vez de ser brillantes parecerán empañadas. Con aceite calentado solamente á 120 ó 150° no hay que temer tal peligro: se mezcla muy bien con la resina fundida; se tiene tiempo de agitar bien la mezcla con la espátula y de dejarla un momento al fuego para herviría suavemente; la mezcla se perfecciona cada vez mas, y cuando se reti - ra el matraz del fuego para poner el barniz en consistencia, como la mezcla homogénea de aceite y de resina se reparte igual y "fácilmente en la esencia, resultará el barniz perfectamente homogéneo, por todas partes igualmente rico. en resina, y formará sobre jos cuerpos un lustre compacto y dondequiera igualmente brillante; por la sencilla razón que nunca será, bastante repetida de que un barniz solo es una resina hecha liquida y estensible sobre la superficie de los cuerpos mediante un vehicvlo adecuado. El copal duro, de Calcuta y de Bombar, el copal semiduro (resina de curharil, ó de darnmarn aromática), el copal tierno (resinado dammara quebradiza) no se trabajan absolutamente de la misma manera: cada una de estas especies requiere algunas modificaciones en los procedimientos que se aplican para trasformarlas en barnices: ya los describiremos en tiempo y luear oportunos. Antes de dar las diversas fórmulas de los barnices crasos, digamos algunas palabras acerca de los utensilios empleados para su fabricación. Instrumentos y utensilios de una fábrica Je barnices. Matraces. Los matraces deben ser de cobre rojo no estañado; el culo ó asiento de una sola pieza, y la soldadura que lo reúne ala partesuperior, debe establecerse como á Om.04 (20 y'/a líneas) por encima de la pestaña (véase ftg. 542) ó de los garfios que impiden al matriz (/fy. 51 4) el entrar demasiado en el borno. Esta simple disposición comunica á la soldadura una duración mucho mas larga,. y al artista la certidumbre de que el matraz no se desviará sin- que lo perciba desde luego; asi se evitarán bastantes probabilidades de incendio y aun pérdidas considerables. Los matraces no deben ser demasiado' hondos, para que el brazo fácilmente pueda llegar al fondo cuando so proponga limpiarlos. Salvo el asiento, que es la única parte del matraz espuesla á te acción del fuego, laque está por encima de la soldadura puede ser de cobre mucho mas delgado, per» el asiento es indispensable hacerlo consistente, pues de otra manera nadaduraria. Un buen matraz de la altura I I tillos), debe pesar de 10 á 12 kilogramos45 BARNICES. 46 BARNICES.

tillos), debe pesar de 10 á 12 kilogramos (21.7 á 26 libras). Se necesitan cuando menos dos matraces para cada horno tratándose de un trabajo regular: el uno sobre el fuego, y el otro para alternar; de tal manera que el fuego nunca arda inútilmente, y que al punto que una dosis se acabe pueda ponerse otra a fundir. Hornos. Las fábricas mas acreditadas de barnices no tienen mas que tres hornos de fusión: en unas estos hornos son portátiles y se reducen á un simple aro de hierro batido, montado sobre cuatro pies y provisto do una reja: el matraz descansa sobre los carbones encendidos (/ig. 513). En tal caso los matraces no tienen penacho ni asas con gancho, y el diámetro del horno tiene 6 cent. (2 y '/-i pulgadas) mas que el de los matraces, á fin de'quo uunca lofalte aire al carbón, ysiempre pneda producir un fuegovivo y ardiente, condición rigorosamente necesaria para los barnices de copal. Otros fabricantes hacen «so de hornos de mam- postería, enterrados en el suelo (fy. 31 -i), compuestos de ladrillos ordinarios y de arcilla (tierra de horno ó de ollas) y de arcilla por cimiento, y dispuestos de tal manera qne el aire llegue fácilmente al cenicero, siempre con el objeto de obtener una combustión viva y ardiente del carbón • vegetal que se emplea. Se acomodan alrededor del borde superior del horno tres ó cuatro chimeneas, y algunos arman estas de un tubo de palastro para determinar una corriente de airo mas rápida á través del carbón: este tubo do palastro sequila si la combustión es demasiado violenta: algunas veces hasta se tapan lodas las chimeneas siempre para mitigar un fuego demasiado ardiente, lo cual suelo acontecer cuando el viento sopla en dirección de la lumbrera que lleva el airo al cenicero. Como es preferible tener un horno cuyo ardor se necesita calmar, que otrodemasiado lento, vamos á describir el que algunos usan hasta ahora con éxito lisonjero. Por otra parte, este mismo horno es el que se empleaba antiguamente sin mas que haber establecido una comunicación entre el hogar y la lumbrera que lleva el aire al cenicero, y por medio de esta comunicación se espulsa á voluntad el ácido carbónico, que siempre se forma durante la combustión del carbón vegetal, y que retarda esta combustión en razón misma de su acumulación en el hogar; porque tnl es la causa verdadera de la poca actividad, de la pereza, como se dice en fábrica, de ciertos hornos enterrados. Los hornos portátiles no están espuestos á este inconveniente, el mas grave sin contradicción que se puede encontrar en la fabricación de los barnices crasos de copal. Con solo la inspección de las figs. 515 y 5U fá cilmente se comprenderá lo que es un horno de fundir resinas, pero también que es imposible prescribir las dimensiones exactas: en efecto, el diámetro del aro de hierro que solidifica su borde superior, depende del diámetro de los matraces, y hasta es esencial que sea un poco mayor, porque si estos encajasen con escesiva precisión, resultaría imposible el apartarlos, particularmente caan- do habiéndose dilatado por el calórico, y por consiguiente aumentando su volumen comprimen fuertemente la vasija. Se requiere, por tanto, que todos los matraces por donde han de enchufar en el horno tengan el mismo diámetro, pero ademas se necesita qne el del aro sea como un centímetro mayor que el del matraz. El diámetro del hogar será el mismo que el del círculo superior: en cuanto á su altura, como es preciso introducir carbón suficiente para que dure hasta finalizar la operación, so le da generalmente 16 centímetros (unas 6 y >/z pulgadas) á contar desde la faz superior de la reja hasta el asiento del matraz que en él descansa sobre sus garfios: las cuatro chimeneas, que se distribuyen alrededor del horno47 HAIWICKS.

garfios: las cuatro chimeneas, que se distribuyen alrededor del horno toman origen á la altura del asiento para elevarse como 20 centímetros (8 y >/ j pulgadas) del aro de hierro. El cenicero, formado generalmente por ladrillos puestos de canto debe soportar la reja del horno, y por lo mismo ser de un diámetro inferior en 2 ó 3 centímetros al de la misma reja. Se da á las cuatro chimeneas y al conducto del aire que se encamina al hogar 6 centímetros cuadrados, ( poco mas de una pulgada superficial) y al conducto de aire que va á parar al cenicero la altura de un ladrillo , y una amplitud tal que con un ladrillo al través se pueda cubrirlo, es decir, 3 centímetros ( 15 y Vg líneas) menos que la longitud de un ladrillo. Cuando hayamos dicho que se disponen los garfios adbcrentes á las asas de los matraces de manera que estos no puedan introducirse en el horno mas que 43 ó 4 4 centímetros (8 y Vzá 6 pulgadas) lo cual dará al hogar una altura total de 29 á 50 centímetros (42 y Vj á 13 pulgadas) desde lo alto de la reja hasta ios bordes superiores del aro de hierro, habremos dado todas las noticias necesarias para que cualquiera pueda construirlos por sí mismo. Es de advertir que el cimiento, mortero ó mezcla de que se hace uso en esta especio de maniposterías, es lisa y llanamente la arcilla ó barro común , desleída en agua y formando una papilla espesa. Desde algún tiempo á esta parte, según se dice, se ha introducido en algunas fábricas el uso del cok para fundir la copal, pero ignoramos completamente la forma del horno que al efecto se emplea, y siempre es indudable que debe de existir en estos hornos un tiro mucho mas fuerte que en aquel cuya descripción acabamos de dar. Pero el horno tal como mas arriba lo hemos descrito , quemaría ciertamente á fuego vivo mas de 3 kilogramos de cok en cada hora. Y para determinar á través del hogar una corriente de aire mucho mas rápida y suficiente por otra parle para consumirla cantidad de cok ya enunciada, bastaría arrimar el horno á una buena chimenea bastante elevada, con la cual se pondría en comunicación por medio du un conducto de hierro ó de manipostería, de 43 á 46 centímetros (2 y '/^ á 3 pulgadas) cuadrados sin acodos, dobladuras ni estrechamientos, y ademas suprimir las cuatro pequeñas chimeneas y hacer uso de matraces con pestañas para opturar con exactitud el orificio superior del horno. Espátulas. Secompra alambre grueso de hierro y se corta de manera que su longitud esceda en 30 cents. (43 pulgs.) á la altura del matraz; se pone áenrojecer y se aplastó una desús extremidades mediante algunos martillazos. He aquí la espátula de los barnizadores, pero nada impide, sin embargo, que se consiga darle mayor perfección ha - ciendo que la forje un herrero. " Tamiz. Una tela de latón, ni muy compacta ni demasiado clara, montada sobre un aro de madera, forma un escelente tamiz para los barnices. * Nosotros hemos hecho construir unode35cents. ( i y'/ipie) de diámetro, con un aro de hoja de lata, clavado y no soldado, que nos parece ser de un uso mas cómodo que si el circuito fuese de madera, poesto que para limpiarlo no hace falta otra cosa 1 1 no ponerlo al fuego. Un cuadro ó bastidor de madera, que sirve para sostener el tamiz por encima de la enfriadera en que el barniz se vierte. TOMO II. Enfriaderas. Calderas de hierro ó de cobre en que se vierte el barniz tamizado ó filtrado, donde se deja permanecer basta su total enfriamiento. trípode. Esuna meseta cuadrada (fig. 54b) de 30 centímetros (43 pulgadas) de largo, armada sobre 3 ó 4 pies bastante elevados para que su altura esceda en algún tanto ala de los matraces: asi cómodamente pueden recibir la cantidad necesaria de aguarás á fin de que los barnices resulten en buena consistencia, y al efecto sirviéndose de un pequeño 515 grifo acomodado á u a- una jarra de medida i *•! ¡:i de hoja de lata, se deja caer la esencia de lifetnentina con las precauciones bien detalladas en otro lugar. Antes deahora el obrero barnizador se veiaen la precisión de verter la esencia con una mano y menear con la otra para incorporarla con el barniz; pero usando el trípode no tiene que hacer mas que abrir la llave de tal manera que la esencia caiga en chorritos: es suficiente que revuelva de cuando en cuando con la espátula y asi evita el respirar un denso vapor de esencia y de agua que la alta temperatura del barniz siempre determina, particularmente en los primeros instantesde echar la esencia: la operación es mas fácil y mas regular. Embutios, toneles, botellas, fraseos para trasegar ó trasportar los barnices. Tal es á corla diferencia el inventario de una fabrica de barnices crasos. En ni:mt n á las calderas para calentar el aceite ó la esencia no las describiremos en este lugar, en atención á haberlo ya efectuado al ocuparnos de las diferentes maneras de preparar los aceites para hacerlos adecuados á las fabricaciones de barnices, y porque estas mismas calderas son precisamente las que se emplean para dar al aceite y á la esencia la temperatura de 420 á 130°. Elección y preparación del copal duro. Si no hornos dicho casi nada de las resinas usadas en los barnices de primero, segundo y tercer género, es porque basta para hacerlas propias á entrar en su composición el rasparlas con el cuchillo, lavándolas después y clasificándolas por su color. No sucede asi enteramente para los barnices de cuarto género. El copal duro exige también, sin duda alguna, estar bien limpio y de color igual, pero es preciso ademas que todos los pedazos que componen cada dosis sean igualmente fusibles si se quiere obtener de ellos barnices mejores y mas liermosos que los que hasta el día se han hecho. El copal duro se vende con diferentes nombres: el copal de Calcuta es el mas estimado; sigue después el copal de Bombay y en tercer lugar una especie en trozos pequeños que solo se designan con la denominación de copal duro á la italiana mondado ó sin mondar. Elección. Debe elegirse el copal de Calcula de mas erueso y de color menos vivo, con el menos polvo posible ni mezcla de otras resinas, tales co- 4 mo la de Bombay, la semidura y hasta la tierna.

mo la de Bombay, la semidura y hasta la tierna. Es preciso elegirlo "con toda atención , pues ;se halla casi siempre mezclado con oirá especie rugosa que se le parece mucho, pero que sin embargo difiere de él en que siendo mas tierna esta, las asperezas que constituyen la carne de gallina, en lugar do terminarse como en el copal , de Calcuta por una superficie redondeada, presentan una superficie lisa y como gastada por la frotación de unos pedazos'con otros, de tal suerte que este falso copa! de Calcuta m.is bien es de superficie á modo de piel de zapa que de superficie de carne de gallina. Si insistimos tanto sobre esta sofistica- cion es porque siendo este falso copal mucho mas fusible que el verdadero Calcuta, por corta que sea la cantidad de él contenida, jamás dará por resultado sino un barniz de colury de mala calidad. Pero afortunadamente existen buenos medios para conocerlo y separarlo del copal verdaderamente duro como añora se verá. Preparación. Dejamos dicho que el copal de Calcula se halla mezclado con varias especies mas duras unas y otras menos, ó espresándonotibon mas exactitud, unas mas y otras menos fusibles. Si después de partido ó roto el copal y bien clasificado por su grado de color y no pore'l de su fusibilidad, se le quiere fundirá fuego directo, la especie menos dura, que también es ln mas fusible, se hallará fundida mucho antes que la otra, y tendrá tiempo para carbonizarse antes que á la otra ui aun la haya hecho sufrir sus efectos el calor. Sin embargo", si se quisiese esperar que toda la resina sometida al esperimento se halle enteramente fundida, las partes que lo hubieran verificado primero habrán sufrido una alteración y una carbonización tanto mayores cuanto mas haya sido preciso esperar la solución de las otras, y el "barniz que de ellas resulte será de color, poco secante, de escaso brillo precisamente en razón del demasiado tiempo que la resina ha permanecido el fuego. En consecuencia si se quieren obtener buenos y hermosos barnices se han de clasificar las resinas, no solo por sus grados de color, sino por los de fusibilidad. He aqui los tres medios que pueden usarse para obtener con buen éxito este resultado. 4«'. medio para elegir el copal duro por lo que respecta á la igual fusibilidad de todos los pedazos de, que consta una dosis de tres quilogramos. Se calienta fuertemente, sin dejar que se enrojezca, una Larra de hierro bruñido de b á 6 milímetros ( 4 y '/i á 5 líneas) de grueso , y se ensaya sobre esta carra cada uno de los trozos enteros de que consta una caja de copal. Por este medio se descubren casi siempre tres especies de copal que se ponen aparte. La primera, que es la mas dura y la mas infusible, se tuesta sobre la barra de hierro casi como lo haría la goma arábiga: la segunda se funde, aunque no con tanta facilidad como la tercera. Cada una de estas tres especies es elegida por matices de coloración, se limpia con la cuchilla lo mas exactamente posible, se parte en fragmentos de igual volumen y asi se obtiene un barniz, frecuentemente mas hermoso de lo que podría esperarse en atención al colorido de la resina. 2.° método. Hágase sumergir durante cuarenta y ocho horas copal entero ó quebrantado, pero de igual matiz , en una legia alcalina compuesta de b partes en peso de potasa perlada en 2JO de agua de rio; retirado el copal se lava en una gran cantidad de agua también de rio puesta en un barreño ó cubeta y removiendo frecuentemente con una. escoba algo dura: repítase muchas veces este lavado para apartar toda la potasa, sepárense en seguida los trozos mas reblandecidos de los que lo están menos, y estos á su vez de los que nan permanecido casi duros; háganse secar sobre una tela al sol ó á la estufa y asi se obtendrá á la vez un copal limpio, claro", brillante como el cristal, y separada la mas dura y la menos fusible de las otras dos especies, porque la que ha quedado mas dura en la lejía ec también la mas infusible, 5". medio mas espedito que el 2.° Compón.síse una legia alcalina tal como acabamos de prescribirlo pero alijomascargada de potasa, lo cual antes le favorecerá que le causará perjuicio; hágase hervir dentro de una caldera bien limpia y en ella póngase copal en trozos y de color bien uniforme; remuévase con una espátula de hierro hasta que la resina no produzca sobre las paredes de la caldera el ruido que hacen los cuerpos duros al chocar contra una sustancia metálica; retírese entonces el copal de la legia, viértase el reblandecido, tal como lo está en un canastillo que sobrenade en una cubeta llena de agua fría de rio; agítese fuerte y consecutivamente el copal en la canasta con una escoba de madera, bastante dura: de esta suerte se consolidará y al mismo tiempo se limpiará. Múdese el agua muchas veces para que se desvanezcan basta los últimos vestigios de la potasa, cuidando no obstante de que no desaparezcan con el agua los menudos trocitos de copal que se hubieren desprendido durante los lavados. Cuando, por último, el copal esté bien limpio y bien brillante, saqúese del agua, estiéndase sobre una leía al sol, siempre poniendo los trozos mas duro» aparte de losque han conservado mayor blandura, porque ya hemos dicho que estos últimos son los mas fusibles. Habiendo ya tratado el copal entero por uno de los tres medios que acabamos de describir, solo resta dividirlo en trozos con la mayor igualdad posible y comodel tamaño do una avellana, y escoger bien los matices para formar los números do barniz: los mas bellos colores para los barnices mas finos y los otrcs para los menos finos. Si se ha empleado la barra de hierro, es preciso al quebrantar los pedazos depurarlos bien para apartar todas los impurezas que pueden perjudicar á la perfección de los productos, y asi se habrán tomado todas las precauciones necesarias para obtener no solamente preciosos barnices, sino incomparablemente mejores que por cualquiera olro procedimiento, en atención á que solo permanecerán sobre el fuego el tiempo justamente necesario para formar una mezcla homogénea v estable de la resina con la esencia por medio del aceite secante que se le debe añadir. Copal de Bombay. El copal de Bombay se presenta en porciones mas voluminosas y mas coloradas que el copal de Calcuta. Este tiene la corteza como carne de gallina, pero el copal de Itom- bay parece haber sido despojado de su rugosa corteza por medio de un cuchillo ó de una raspa, puesto que todos los trozos son lisos. Su fractura es brillante y ofrece la trasparencia del cristal mas puro, de un matiz que varia desde el amarillo de limón hasta el anaranjado intenso y algunas veces rojizo. Como la goma de Calcuta es muy dura, iaodo- ra é insípida en frió, lleva en su superflcie la impresión de arena teñida de orín; sus -trozos, cu lágrimas oblongas ó mamelonadas, son de nn color generalmente uniforme en todas sus partes. Por el contrario, suele ser bastante común reconocer

en la goma de Calcuta dos matices perfectamente distintos, en la misma porción; también se hace eléctrica por el frotamiento. Elección. Se ha de escoger el copal de Bombay de colorido mas uniforme, y en trozos antes gruesos que menudos, cuidando de apartar el polvo, las suciedades y los trozos que pertenezcan á otras variedades. Preparación. Lo que hemos hecho con la goma de Calcuta a fin de escogerla por lo respecti - vp á sus matices y grados lie fusibilidad, para dividirla, limpiarla, "etc., es aplicable igualmente á la de Bombay. Los barnices que se obtienen con esta tienen idénticamenle la misma cualidad que los preparados con la de Calcuta, pero tal vez se presentan algo mas colorados que estos últimos. Copal á la italiana. Esta variedad de copal duro parece ser la última elección del copal de Calcuta, porque se halla en pequeños fragmentos y de poco grueso, que mas bien presentan en su superficie el aspecto de la piel de zapa que el de la carne de gallina, siendo su co'.or amarillo anaranjado: tienen una dureza y una fusibilidad desiguales y precisamente á causa de esto se derriten mal y producen poco barniz ó le propoicionan de muía calidad. Es, en una palabra, una mezcla de todos los residuos, sean de copal duro, ó de se- iniduro, cuya descripción es difícil de hacer. No hay elección ni preparación que debamos prescribir aqui: la única cosa que se puedo hacer antes de comprarla se limita á ensayarla para ver la especie de barniz que resultaría y en que cantidad podría hacerse. Es entonces una simple cuestión de precio pero no de cualidad y por eso no debemos ocuparnos seriamente de ello en este lugar. Manera de preparar el aceite de linaza para los barnices del 4.° género. Ahora que ya sabemos elegir el copal y separar los trozos mas fusibles de los que lo son menos, y antes de esponer la manera de trabajarlo para trasformano en barniz por medio del aceite y de la esencia de trementina, réstanos describir las diversas preparaciones que debe esperimentar el aceite de linaza á fin de que resulte adecuado pnra la fabricación de los barnices. Estas operaciones que tienen por objeto el hacer este aceite (el uni"o que sirve para los barnices) nías secante que en £u estado natural, son conocidas en fábrica con el nombre de desengrasado de los aceites. El aceite de linaza debe ser puro, y actualmente con dificultad el comercio nos lo ofrece en tal estado, sino mas bien mezclado con sebo ó con aceites de pescado, adormideras, cáñamo, sésamo v camelina, cuando uno ú otro de estos últimos se halla a precio mas cómodo que el de linaza, porque la cuestión de precio y economía es lo que decide que especie de aceite conviene añadir. . Si al menos, solo se efectuase esta mezcla con aceite secante, no seria el mal irremediable; pero cuando se le añaden aceites no secantes como los de pescado ó sebo, por ejemplo, que se han debido tratar por los ácidos para blanquearlos ó privarles de su hediondez, el aceite de linaza no esa propósito en tal estado para la fabricación de barnices, ui siquiera para la preparación de los colores. La química y la física ofrecen sin duda los medios de reconocer el grado de pureza de todos los aceites, pero estos medios no están al alcance de todas las inteligencias , y por lo mismo conviene que espongamos otros mas sencillos, mas fácilcsy no menos sesuros. 1." método. En una caldera de 35 a 30 litros (50 á 60 cuartillos) pónganse de 15 á 26 litros (50 á 52 cuartillos) de aceite que sena de ensayar, añu- dansele 500 gramos (11 y 1/4 onzas) de íilargirio en polvo bien seco, y 250 gramos (8 y '/« onzas) do tierra de sombra, nuevamente calcinada, mezcle - se y póngase todo sobre el fuego, bastante fuerte pero no tanto que hierva el aceite, remuévanse* suavemente y con frecuencia los ingredientes .1 fin de impedir que se adhieran al fondo, pero evítese e! remover con bastante fuerza para combinar el óxido de plomo con el aceite. Después de cinco ó seis horas se verá la espuma aparecer rojiza y poco después formar como una nube: entonces es la ocasión oportuna de apartar la caldera del fuego, y de vertor toda la parto líquida en un vaso bien limpio. Si el aceite asi obtenido no se enturbia sobre el vidrio, si es bien secante, y sobre lodo, porquo este es el carácter mas esencial para los barnices, si se clarifica fácilmente, es decir, en ocho ó diez dias de reposo en la cueva , es bueno y se le puede comprar confiadamente , pero si no presenta todas estas cualidades no hay que fiar de él, porque lo regular es que produzca malos resultados. 2.° medio. Otro medio mas fácil pero no tan concluyente, consiste en poner en una cacerolii de la cabida de ¿litros (8 cuartillos) 2 y '/a (5 cuai ts.; de aceite que sena deensayarjcalenlar este aceid; para hacerle hervir (hierve a los 316° siendo puro) y mantenerle sobre el fuego hasta quo se formen sobre la superficie unos puntos de espuma blanca. Si el aceito es bueno para barnices , la alta temperatura á que se someta no hará otra cosa que blanquearlo y espesarlo dejándolo límpido; si por el contrario es rnriropio para este servicio, se cortará romo la leche sometida á un ácido, descomponiéndose en dos partes, la una perfectamente límpida, y la otra quo se depositará en forma de grumos verduzcos: la primera será el aceite y (asegunda estará formada por el mucíla- go acuoso que contiene y del cual no ha sido despojado por la c/ari/ieacion. No conviene comprar este aceite por demasiado fresco puesto que no ha podido posarse cuanto basta para haberse despojado de las partes acuo-mucilaginosas que todos ¡os aceites de linaza nuevamente preparados contienen en el dia, con tanta mayor abundancia cuanto que en la fábrica no se aplica á la semilla pulverizada un grado de calor suficiente para destruir dichos principios, en su mayor parte , como se hacia en ctra época. Si se ha observado la temperatura del aceite cortado, al haberse presentado los puntos de espuma, no se habrá hallado que escediese de 273 i 280° centígrados, según la cantidad de maie- rias estrañas que contuviese. Algunos han ofrecido mas de una vez la cuarta parte de desperdicio sobre la masa total, pero forzoso es confesarlo, el aceite claro obtenido era esi'elente para los barnices. Este medio de ensayo es también un recurso para purificar los aceites y librarlos de las mule- rias acuo-mucilaginosas que contienen. Si, no obstante, como acontece con frecuencia, fuesu imposible hallar un aceite á propósito, deberá elegirse el que ofrezca menos inconvenientes, como lo hará conocer el ensayo mas arriba prescrito. Cómprese, póngase en un depósito de plomo, déjese reposar uno ó dos meses y aun mas, retírense las tres cuartas partes superiores por medio de llaves escalonadas ó dispuestas las unas á mayor altura que las otras y servirán entonces para hacer barnices ó aceites secantes lil aceite del último cuarto restante en el fondo del53

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  1. La esencia de trementina resiniRcada al aire comunica á las demás resinas cierta blandura 6 flexibilidad que no contienen estas en si solas, y por lo cual las hace un poco mas durables al aire. Por esta razón los harnees a la esencia son mas sólidos que !o» fabricados con alcool.|1
  2. La esencia crasa iguala poco mas ó menos la décima parte de la esencia empleada. En otros términos, 10 partes en peso de esencia dan una de ciencia crasa.|2
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